�La primera
v�ctima de la guerra es la
verdad�
Sun Tzu, general, estratega y
fil�sofo chino. 722-481 a. C.
�Presenciamos
un cambio global? El conflicto
�rabe-israel� pareciera ser el
escenario desde el cual
ideolog�as e intereses asaltan a
la poblaci�n interconectada,
luchando por el dominio de las
mentes y corazones.
Como una
excusa perfecta, se lanzan
consignas y renacen viejas
ambiciones de manipulaci�n de la
opini�n p�blica.
Prensa y guerra: relaciones
peligrosas
Veinte a�os
despu�s de la Guerra del Golfo,
el conflicto de Gaza revive un
asunto de importancia vital.
�Una guerra se gana s�lo por las
armas? Evidencias hist�ricas
demuestran que se puede vencer
una guerra pero perder la
batalla en la opini�n p�blica. E
incluso, perder una guerra
precisamente por la oposici�n de
la opini�n p�blica. Las
agitaciones y movilizaciones en
torno a la del Golfo, Irak y
Vietnam son buenos ejemplos
recientes.
Con la del
Golfo P�rsico (1990-1991) nos
sorprend�amos con la
espectacularizaci�n de un
conflicto armado, cuidadosamente
dispuesto desde ambos bandos
para ser televisado y
transmitido, reproducido casi
cinematogr�ficamente urbi et
orbi.
Durante los
a�os siguientes el mundo mud�
sus formas de informarse e
interactuar con la realidad.
Surgen comunicaciones
�instant�neas�, una amplia
oferta de formas de acceder a la
informaci�n al paso de nuevas
plataformas y estilos de
coalici�n para intervenir hechos
cercanos o lejanos.
En
apariencia, el ciudadano del
siglo XXI est� m�s interesado
por modificar el futuro que sus
antepasados. Asiste a campa�as
globales ambientalistas, se suma
a protestas anti-sistema y
solidariza con v�ctimas de
epidemias o lucha por nuevos
derechos.
Desmitificaciones aparte � el
ciudadano franc�s de 1789, el
europeo de las guerras
mundiales, el griego, jud�o,
romano, �rabe o cristiano de
sus eras de apogeo podr�an no
estar de acuerdo con la
afirmaci�n � el hecho
incontestable es que se vive la
sensaci�n de estar m�s
informados y m�s activos que en
toda la historia.
Y hoy, frente
a la guerra en Medio Oriente,
siente el deber social de
impedir cr�menes. Horrores e
injusticias que son narradas por
una sola visi�n, repetida ad
n�useam.
Asistimos a
un discurso �nico y global, pero
parcial, a�n cuando sea emitido
por miles de fuentes diferentes.
Mostrar la guerra
Relatar una
guerra es construirla en la
mente y hacerla vivir en el
coraz�n. Desde la antig�edad
griega, construir el relato de
un conflicto ha significado
crear un mito de buenos y malos,
vencedores y vencidos.
La
masificaci�n de los medios de
comunicaci�n y el acceso a la
informaci�n es un aspecto m�s de
la guerra. Se batalla hoy con
mucho m�s fuerza que nunca antes
por el control de la
informaci�n, la propaganda, la
desinformaci�n y, por sobretodo,
con guerra psicol�gica.
Hacia 1880
dos inventos cambiaron el modo
de relatar un conflicto. La
rotativa y la linotipia
aumentaron la circulaci�n de los
peri�dicos que comenzaron a
contar, adem�s, con la
revoluci�n gr�fica de la
fotograf�a y la inmediatez del
tel�grafo. Surgen los
corresponsales de guerra que
otorgan al lector la sensaci�n
de ser informados �directa y
objetivamente� desde el terreno.
La carrera armamentista, por su
parte, aportaba mayor poder de
destrucci�n y m�s
enfrentamientos simult�neos.
Crimea
(1854-1956) fue la primera
guerra �vista� por los lectores.
No se mostraba soldados en
acci�n, pero s� muertos,
trincheras y edificaciones
militares. La guerra de secesi�n
americana (1861-1865), la
franco-germana y la comuna de
Paris (1870) y luego la de los
b�ers en Sud�frica (1899-1902)
obtuvieron, literalmente,
millones de im�genes
registradas. Pero las im�genes
mostraban situaciones inm�viles
y soldados posando para la
c�mara.
Las guerras
de Cuba y Filipinas, de finales
del siglo XIX fueron seguidas,
por primera vez, por el nuevo
invento de im�genes en
movimiento: el registro
cinematogr�fico. Fue en 1896, en
La Habana, cuando se mostraron
al mundo las tropas en
maniobras, a un par de a�os del
fin del conflicto. Fue tan
grande el impacto en la opini�n
p�blica norteamericana que
provoc� la intervenci�n
estadounidense en el conflicto.
Curiosamente las filmaciones no
mostraron las batallas. Fueron
filmadas en estudios y narradas
como alusiones a la guerra. Pero
para el p�blico poco import� la
diferencia: hab�a que entrar en
guerra.
El entusiasmo
por los resultados se llev� a
M�xico y su revoluci�n
(1911-1920) hacia donde se
trasladaron productores y
cronistas de todo el mundo. Fue
la primera guerra filmada en
acci�n, se realizaron
documentales y los
revolucionarios posaban
especialmente para las c�maras.
La Primera
Guerra Mundial (1914-1918)
dispar� la alerta a los Estados
sobre este nuevo poder,
cre�ndose pol�ticas especiales
para el tratamiento de la
informaci�n. Se censura, se
manipula, se ordena enfatizar
este y aquel aspecto de inter�s
para los altos mandos de la
guerra. Surge un nuevo
combatiente: el periodismo de
guerra y el productor de
documentales.
Entreguerras
surge un nuevo medio: la radio.
Y se trasladan hasta all� las
batallas. En 1933 se entabla una
guerra radial disparada desde la
radio Viena de Engelbert Dollfu�
y la radio M�nich de Joseph
Goebbels. Las cualidades masivas
y emocionales del relato radial
otorgan a sus due�os el poder de
convencer el coraz�n y la mente
de los radioescuchas. Se explica
a la poblaci�n y a los
combatientes por qu� luchan
tanto como qui�n y c�mo es el
enemigo. El auxilio
norteamericano a las naciones
europeas convirti� al mismo
Pent�gono en productor de cine.
La serie �Why we fight� (�Por
qu� combatimos�) expone y
predispone a la opini�n p�blica
sobre las razones y
consecuencias de la guerra
librada en otro continente. La
prensa se cohesiona en torno a
la guerra y multiplica el
discurso nacional, si bien a
diferencia de las potencias
europeas, la mentalidad
americana permite criticar la
conducci�n de la guerra. Son las
primeras quejas sobre la
cantidad de vidas perdidas o el
sentido de las acciones
militares. Europa permite
mostrar la guerra despu�s de
terminada.
Para la
guerra de Corea (1950-1953) un
nuevo invento se convierte en
protagonista: la televisi�n. El
conflicto
comunismo/anticomunismo es el
centro y eje de las emisiones.
Apenas un a�o antes las tropas
de Mao Tse Tung aplastaban la
rebeli�n de Chiang Kai-chek y
USA - frente al triunfo del
mao�smo que interven�a en Corea
del Norte con el apoyo de la
Uni�n Sovi�tica - tem�a la
expansi�n internacional del
imperialismo comunista. Se
movilizaron 500.000 occidentales
hacia el conflicto. La prensa no
disent�a frente al problema y
consecuencias del peligro que
enfrentaban.
Vietnam o c�mo ganar la guerra
local
La revoluci�n
francesa de mayo de 1969 y el
movimiento hippie norteamericano
dieron un nuevo escenario a la
Guerra de Vietnam. Por primera
vez los enemigos ten�an acceso a
los medios de comunicaci�n y
pod�an trasladar la guerra a la
poblaci�n. Se transmitieron
entonces tanto versiones que
denunciaban las atrocidades
cometidas por el VietCong,
aliado de Rusia y China, en el
norte de la naci�n asi�tica como
se transmit�an producciones
antiamericanas, a favor de las
tropas socialistas. Junto a esto
se realizaban campa�as de
desmoralizaci�n de las tropas y
el p�blico americano,
produciendo el desgaste
hist�rico que consigui� dar
vuelta la situaci�n y que los
norteamericanos desaprobaran el
conflicto. Por primera vez se
logra un triunfo �local� y se
aprendieron las lecciones sobre
�c�mo ganar la guerra en la
tierra del enemigo�.
Desde
entonces cada conflicto cubierto
supone una fuerza medi�tica casi
mayor que la desplegada por las
acciones militares en terreno.
Se hab�a descubierto el poder de
la guerra psicol�gica, capaz de
descomponer a un pa�s,
desmoralizarlo, traumatizarle a
trav�s de im�genes impactantes
sobre las v�ctimas que provocan
sus tropas, los abusos que se
cometen, el da�o medioambiental,
la tortura, se desacredita la
versi�n oficial, se promueve el
desarme y pacifismo, se expanden
dudas y rebeliones contra las
autoridades, etc. La guerra
debe ganarse en las mentes y
corazones. El premio ser� la
victoria sin armas. Estados
Unidos, desmoralizado y
traumatizado por la propaganda
sovi�tica en su propio
territorio, renunci� al norte y
fue rechazado en el sur por
medios cl�sicos de guerra.
Las nuevas formas de hacer la
guerra
Como con el
dominio de la prensa y su
utilizaci�n como medio de lucha,
la guerra misma ha evolucionado
en el tiempo.
Hoy en d�a la
estrategia de guerra consiste en
lo que Abu Ubeid al-Qurashi ,
representante de Al-Qaeda,
declaraba para Al Ansar en
febrero de 2002 que el prop�sito
de la misma es minar el apoyo
popular por los soldados dentro
de la sociedad del enemigo.
En este tipo de guerra, la
televisi�n es considerada como
poderosa, sino m�s poderosa que
los tanques, porque la �ltima
meta es influenciar la opini�n
p�blica para hacerla percibir al
enemigo como la v�ctima y a la
v�ctima como el agresor. Esto es
lo que se conoce como la Guerra
de Cuarta Generaci�n.
Las primeras
guerras se libraban mediante
poder humano masivo. Dos
ej�rcitos luchando en una
batalla, frente a frente, con el
triunfo de la estrategia y el
poder contrastado de las armas.
Con su apogeo bajo Napol�on y
hasta antes de la Primera Guerra
Mundial, fue la era de Guerra de
Primera Generaci�n.
Los franceses
descubrieron, en la Primera
Guerra Mundial, un nuevo estilo
de lucha. Al fuego de las armas
se sum� el movimiento, haciendo
que el fuego indirecto fuese la
clave determinante. La m�xima
francesa fue "la artiller�a
conquista, la infanter�a ocupa".
Comenz� el protagonismo de las
armas masivas y el desgaste. Era
el nacimiento de la Guerra de
Segunda Generaci�n.
La Segunda
Guerra Mundial vio nacer a su
vez a la Guerra de Tercera
Generaci�n por el lado alem�n.
El predominio de la estrategia
de las maniobras comenz� a
decidir el curso de los
conflictos y triunfo de la
contienda. Las tropas ya no se
acercaban y destru�an, sino que
se procur� infiltrar para
sobrepasar y colapsar, quebrando
el poder al enemigo. No fueron
las armas sino el factor
sorpresa, la velocidad de las
operaciones y la dislocaci�n
f�sica y mental de la fuerza
enemiga: alcanzarle por detr�s y
colapsarlo hacia adelante.
Tras la
Segunda Guerra Mundial el mundo
ha sufrido tantos
enfrentamientos b�licos que no
se ha gozado ni un mes de paz
mundial. Pero los mismos
evolucionaron haciendo del
conflicto �rabe-israel� el
prototipo de la guerra
postmoderna.
La nueva
generaci�n de guerra, la Cuarta
Generaci�n, ya no apunta su
objetivo solamente a las tropas
sino tambi�n a la poblaci�n,
golpe�ndoles f�sica y
psicol�gicamente. Para ello se
le sabotea con manifestaciones
pacifistas y protestas
desmoralizadoras, terrorismo,
guerra sucia, resistencia civil
a la defensa nacional,
infiltraci�n de contrapropaganda
por los medios de comunicaci�n e
internet, etc.
La
resistencia afgana a la invasi�n
sovi�tica (1978-1992) comprendi�
que era imposible superar la
fuerza armada del Ej�rcito Rojo.
Los mujaidines optaron por una
guerra psicol�gica que oblig� al
Kremlin a ordenar la retirada.
Poco m�s de diez a�os despu�s el
sangriento atentado terrorista
en el Metro de Madrid, con 191
muertos y 1.858 heridos,
signific� el triunfo de las
fuerzas yihaidistas de Al Qaeda
convenciendo a la opini�n
p�blica y a las autoridades de
retirarse de Irak y entregarlo
al dominio isl�mico.
El combate en
la Guerra de Cuarta Generaci�n
tiene una l�gica de redes: usar
tantas cuantas est�n a mano,
liderarlas y conducir al p�blico
hacia donde se quiere,
censurando indirectamente a la
oposici�n e imponiendo un
discurso �nico y global a favor
de su causa. Basta observar, por
ejemplo, una simple b�squeda por
Google sobre el conflicto
�rabe-israel� para comprobar el
control de todas las primeras
entradas, pr�cticamente un�nimes
en la visi�n pro-�rabe y
condenatoria o al menos recelosa
de Israel.
Tales redes,
sociales, militares, pol�ticas y
econ�micas, son manipuladas para
persuadir a los poderes
decisivos del enemigo y
presionarle para convencerle de
que su estrategia es
inalcanzable, sus resultados
demasiado da�inos en imagen y
demasiado escasos en comparaci�n
con los costos.
Es la
insurgencia global que extiende,
en una Quinta Generaci�n de
Guerra, el combate a todo el
planeta, intentando unificarle
en un rechazo planetario a las
acciones del enemigo. La
sofisticaci�n digital, la
manipulaci�n de la informaci�n,
el ascenso global de las
protestas y los cyberataques
revelan otra caracter�stica de
esta nueva era: ya no se combate
por una patria sino por una
ideolog�a, como �la libertad de
los oprimidos y empobrecidos
�rabes�, por �el cambio
clim�tico� o una causa
cualquiera que sirva a
prop�sitos de debilitar la
resistencia y esconder las
acciones de guerra que se
conduce.
Fue Mao Tse-Tung
quien propuso en parte este
modelo, d�cadas antes de hacerse
popular, con su teor�a de que la
conquista del poder pol�tico y
de la opini�n p�blica
significar�a el triunfo sobre el
poder militar y econ�mico
superiores del enemigo. Ya no se
combate con tropas opuestas ni
se hace uso de la estrategia
militar. El nuevo objetivo es
ganar las mentes y corazones del
enemigo hasta provocar la
rendici�n de su poder pol�tico.
El mito de la
�Guerra Quir�rgica� inaugurado
bajo los principios de la Guerra
de Tercera Generaci�n durante
la Guerra del Golfo, que hac�a
so�ar con ataques precisos,
milim�tricamente calculados, que
reducir�an las bajas civiles a
niveles inauditos y s�lo
afectar�an a blancos militares,
preferentemente
infraestructuras, fue imitado
por Israel en el reciente
conflicto de Gaza. En el Golfo
el mundo asist�a, desde la
comodidad de sus hogares, a un
enfrentamiento que pod�a ser
seguido desde la c�mara del
misil dirigido remotamente. Fue
festejado. Sin embargo el
esfuerzo israel� por ataques
precisos, con un m�nimo de
v�ctimas y a�n dando aviso a la
poblaci�n palestina de los
ataques, no tuvo el mismo
efecto. Israel ha cuidado sus
ataques de una forma que jam�s
se vio en la historia, siendo
obligado incluso a proteger
embarques humanitarios de ayuda
�al enemigo�. Se atacan
objetivos militares, se destruye
infraestructura de ataque, se
responde fuego contra fuego, se
eliminan cabecillas terroristas,
se minimiza el n�mero de
v�ctimas atacando desde aviones
contra un solo piso de un
edificio donde se re�nen
dirigentes terroristas, etc.
�D�nde falla Israel? �Por qu�
pierde la guerra en la opini�n
mundial? Simplemente porque no
comprende el concepto de Guerras
de Cuarta y Quinta Generaci�n.
El conflicto �rabe-israel�
Hay otro
aspecto del enfrentamiento que
no se suele comentar. Si
observamos un mapa global de
conflictos del mundo isl�mico,
esto es, donde actualmente se
est�n desarrollando guerras y se
producen muertes y cr�menes de
toda especie, notaremos que
Israel es apenas un peque�o
punto en el mapa. El Islam est�
desangrando en acciones
violentas a Sudan, Bosnia,
Kosovo, Nigeria, Macedonia,
Chechenia, Sinkiang, Kashmir,
Timor, Mindanao, Ingushetia,
Pakist�n, Afganist�n, Irak,
L�bano, Somal�a, Tailandia,
Yemen, Libia, Siria, etc. En
todos esos lugares se
encuentran, con resultados
espantosos, el mundo isl�mico
con el que no lo es. O vemos
facciones isl�micas enfrentadas
a muerte. Las matanzas de
cristianos, quemados vivos por
centenas como en Nigeria en los
meses pasados (m�s de 3.000
muertos y millares de v�ctimas
desde 2009), los atentados y
asesinatos colectivos, todas
esas muertes y v�ctimas, en fin,
son el resultado de intolerancia
religiosa musulmana, con el
nuevo agregado del inter�s
socialista por predominar en esa
regi�n. No hay un solo conflicto
isl�mico donde la izquierda no
resulte triunfante con el acceso
musulm�n al poder. Y todos estos
conflictos b�licos merecen por
s� mismos ocupar los titulares
de las noticias. Aunque no lo
hacen.
Y esto lleva
a la l�gica pregunta: �por qu�
el mundo apunta s�lo al
conflicto israel�? Hay factores
determinantes. Israel es, en
Medio Oriente, una democracia y
una sociedad abierta. Y m�s all�
del choque cultural que
significa esto en una zona del
planeta donde predominan
dictaduras de hecho,
intolerancia y oscurantismo
cultural, estas libertades
permiten que la informaci�n
fluya libremente. Y tambi�n la
desinformaci�n. Por otro lado,
Israel representa para toda la
regi�n el �nico espacio de
sociedad libre, de propiedad
privada, libre iniciativa y de
adelanto tecnol�gico en una
porci�n del planeta dominada por
el socialismo econ�mico y
cultural. Contrastadas muertes y
destrucci�n, un conflicto como
el de Irak-Ir�n (1980-1988), que
signific� muchas m�s muertes y
horrores que los de Palestina e
Israel, obtuvo una cobertura
m�nima. Es verdad que tanto Irak
como Ir�n no eran democracias y,
por tanto, no se pod�a informar
libremente. Pero tambi�n es
cierto que ni Israel ni los
Estados Unidos eran
protagonistas: para la prensa
�til a la guerra de Cuarta
generaci�n result� mucho menos
interesante.
Como explic�
William S. Lind: "La guerra
de cuarta generaci�n marca el
cambio m�s radical desde la Paz
de Westfalia... [porque]
el Estado pierde su monopolio
sobre la guerra".
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