Cuando
Chile atravesaba las dram�ticas horas previas a las elecciones de 1970 que
preparaban el fraude que impuso la dictadura roja de Salvador Allende, la
derecha se traicion� a s� misma.
Confiaba en la reacci�n ciudadana ante la ruina y caos heredados del partido
Dem�crata Cristiano gobernante, con su legado de reforma agraria, medidas
socialistas, confiscaciones y terrorismo. Allende hab�a sido rechazado en las
elecciones anteriores por su comunismo radical amante de la Uni�n Sovi�tica y
Cuba. De hecho, el �Kerensky chileno� Eduardo Frei alcanz� el poder no por
simpat�a de la ciudadan�a sino por presentarse como la �nica opci�n frente al
socialismo allendista. Los hechos demostraron su verdadero rostro.
La
derecha confi� en la sensatez popular y el prestigio de su candidato conservador
Jorge Alessandri, ex presidente y miembro de una familia respetable con
trayectoria pol�tica e hijo de un presidente dos veces electo. �Qui�n votar�a a
Allende?
La
derecha tom� vacaciones y perdi�. Las manos de Alessandri fueron enfocadas en un
programa de televisi�n en un momento en que temblaban. Estaba perfectamente sano
pero sirvi� de argumento para desprestigiarle. Allende obtuvo un 36,6%, Alessandri
un 34,9% y Tomic , de la Democracia Cristiana apenas un 27,8%. El pa�s estaba
dividido en tercios.
Se
confi� en que la Democracia Cristiana ser�a el freno que impedir�a a un Allende
sin mayor�a popular llegase al poder. Y el democratacristianismo, hipnotizado
con el socialismo, entreg� el poder a la rep�blica roja. Confiaron luego en que
el juramento solemne de Allende, de respetar la Constituci�n y las leyes, ser�a
una garant�a para la naci�n. Pero Allende, perjuro orgulloso, se reir�a luego de
la estupidez de los conservadores. Con el respaldo de la KGB que financi� sus
operaciones, coment� luego que firmar�a cualquier cosa con tal de hacer de Chile
un hermano menor de la Uni�n Sovi�tica. Y no respet� legalidad ni derecho.
Durante mil d�as someti� a la naci�n a vej�menes, caos, pobreza, confiscaciones
y abusos hasta que la poblaci�n reaccion� expuls�ndole a �l y a sus hordas
terroristas nacionales y extranjeras que planeaban dar un golpe mortal que
hiciese de Chile una segunda Cuba, seg�n sus propias declaraciones, documentos y
hechos.
2012: las elecciones frustradas
Una de
las paradojas de la democracia libertaria es la obligaci�n de votar y la
inscripci�n forzada de los ciudadanos. El gobierno chileno liber� por primera
vez la obligaci�n de voto pero a cambio inscribi� autom�ticamente a toda la
poblaci�n con edad de votar. Con 13 millones y medio de electores, casi dos
tercios no acudieron a expresar su voto.
El
clima previo fue muy intenso. Campa�as des-ideologizadas que remarcaban el
rostro del candidato sin mencionar sus ideas, a la par de cruces de rumores y
desprestigio. Pero esto no es lo remarcable del clima previo. El punto central
estuvo en el par de a�os de desgaste del gobierno y alcaldes oficialistas frente
a las protestas estudiantiles exigiendo condena y fin al lucro para estudiar
gratis sus profesiones. Cada manifestaci�n y huelga fue seguida estrechamente
por una prensa que aprovechaba de deslegitimar a las autoridades y las medidas
de protecci�n a la poblaci�n, propiedad privada, libre circulaci�n y derecho de
los otros estudiantes a continuar su educaci�n.
Tal
campa�a dio resultados precisamente en los municipios emblem�ticos de la
derecha. La izquierda gan� con m�rgenes estrechos deponiendo a las autoridades
deslegitimadas. Triunfos que fueron r�pidamente aprovechados por la izquierda
para crear un clima de victoria que predecir�a un triunfo presidencial en el
futuro.
Un
an�lisis sereno
Los
triunfos de la izquierda no fueron por afecto a ella sino un voto-protesta
sentimental contra los alcaldes que �reprimieron� a los estudiantes que piden
estudios gratis para todos. El impacto que tuvo en la poblaci�n el manejo y
tratamiento de la prensa del tema determin� la inclinaci�n de voto en los
sectores m�s j�venes y sensibles.
Otro
aspecto revelador es el desgaste y la divisi�n de la izquierda, que tuvo que
presentarse bajo 8 m�scaras
sumando nada menos que 22 listas entre partidos pol�ticos e independientes
afines
representando versiones enfrentadas de socialismo. Divisiones necesarias para
captar el mayor n�mero de votos frente a una realidad electoral dram�tica:
ning�n partido de izquierda es, por s� mismo, mayoritariamente popular. En su
conjunto logran formar un peso pol�tico frente a la derecha semejante a un
mu�eco artificial formado por una columna de enanos asomados uno sobre los
hombros del otro para alcanzar una estatura respetable.
La
derecha, por su parte, evidencia una gran contradicci�n. Sus dos partidos suman
las dos primeras fuerzas nacionales. Sus candidatos obtuvieron mayor�as
absolutas y suman la mayor fuerza electoral unida. Y perdieron posiciones en
mandatos que llevaban muchos a�os de desgaste en el poder y sufrieron una
campa�a constante de desprestigio a trav�s de la prensa. La Coalici�n de derecha
obtuvo 121 alcaldes y 828 concejales, frente a los 106 alcaldes y 663 concejales
del mayor conglomerado de izquierda que agrupa a la Democracia Cristiana,
Partido Socialista e independientes. El Partido Comunista, cuyo emblema
internacional encarnado por la dirigente estudiantil marxista Camila Vallejos -
quien �puso al gobierno de rodillas� y fue escuchada en todas las tribunas
internacionales y ante la misma ONU � obtuvo apenas 4 alcaldes. La Coalici�n por
la Democracia, con 2.351 candidatos obtuvo 769 puestos, un 32,7% en tanto la
derecha present� 2.542 candidatos de los cuales fueron electos 949, un 37,3%.
Respaldo popular nada despreciable bajo el fuego ideol�gico medi�tico en su
contra y el papel de la industria del entretenimiento y cultura abiertamente
izquierdista, con su rol de desprestigio, ridiculizaci�n y rumores contra la
actual administraci�n de centro derecha y el constante remover los mitos
hist�ricos en torno a los derechos humanos y la reacci�n popular contra Allende.
Sin
embargo su reacci�n derrotista y lastimera, calificada por observadores como �entreguista�,
ha dado pie a una izquierda propagandista para que siembre la sensaci�n de
triunfo electoral rojo.
El
problema de la derecha es que, como en 1970, confi� en la sensatez ciudadana
cansada de la corrupci�n escandalosa, desfalcos y robos por manos de las
administraciones de la izquierda, en la reacci�n ante el avance de la
delincuencia y la amenaza a los valores familiares y democr�ticos amenazados por
los programas ideol�gicos socialistas.
Pero
por sobre esto, si es posible, fue traicionada esta neo-derecha por su criterio
economicista y gerencial de la vida pol�tica, ignorando los factores
ideol�gicos, val�ricos, psicol�gicos y emocionales de la poblaci�n. Es un gran
tema pendiente para criterios t�cnicos carentes de una asesor�a competente al
respecto. La tecno-derecha conf�a en que los grandes �xitos financieros y
laborales, las tasas macroecon�micas y calificaciones internacionales sean
electoralmente equivalentes a las felicitaciones de los grandes organismos y
lideres.
El
concepto de esta nueva derecha es de un �gerenciamiento eficiente�, de la
pol�tica devenida en un arte del management, con resultados econ�micos y
administrativos eficientes, control de la corrupci�n y balances de obras
positivos. Pero dejan en manos de la izquierda el control de las emociones, de
la psicolog�a de la poblaci�n, de la cultura y sentimientos, de la prensa
creadora de opini�n, etc.
Queda
observar la conducta de ambos bandos opuestos y la de los estudiantes
movilizados contra la derecha ahora que ser�n gobernados por la izquierda.
�Continuar�n las movilizaciones? �Obtendr�n los beneficios por los que
protestan? �O en verdad se revelar�n como tontos �tiles en manos de partidos sin
representaci�n electoral? De ser as�, es previsible que las protestas contin�en
bajo la excusa de que los nuevos poderes carecen de medios para cumplir las
promesas electorales y apuntar�n a la necesidad de alcanzar el poder total para
realizar cambios y, ya hechos del poder absoluto, se excusar�n apelando que no
es f�cil modificar todo lo que hizo el gobierno de la derecha, por lo que
necesitan m�s tiempo y mayor poder. Alcanzado el poder absoluto las protestas
ser�n reprimidas como fue aplastada toda expresi�n popular contra los gobiernos
de izquierda, llegando a constituir delito y alta traici�n. Los ejecutados en
Kronstadt por instrucciones de Trotsky, y los otros miles de esclavizados, son
el testimonio mudo de la capacidad de protestar bajo el dominio rojo.
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